El modisto Jean Paul Gaultier convirtió la pasarela en una pista de baile por la que desfilaron sosias de iconos de los ochenta, como Madonna o Michael Jackson, en un claro homenaje a la estética de estas estrellas.
El suelo de la pista estaba lleno de purpurina y la bola de espejos
reflejaba los haces de luz que recreaban la atmósfera disco cuando los
éxitos de los ochenta empezaron a sonar.
Al fondo de la sala, un grupo de bailarines comenzó a moverse al ritmo de la melodía, con coreografías de la española Blanca Li.
Los primeros modelos eran trajes de chaqueta y pantalón, masculinos,
deconstruidos y de riguroso negro y hasta que no apareció una modelo con
el pelo corto teñido de rojo, el público no reconoció el estilo de la
cantautora escocesa Annie Lenox.
Ya lo pregonaba el comunicado entregado a los asistentes: "los
personajes y situaciones de este desfiles como son puramente reales,
cualquier parecido con personas o situaciones existentes o que hayan
existido no sería fortuita".
Le tocaría el turno a Madonna y a sus transparencias con encaje
negro, a las circunferencias que cubren el pecho y a la rejilla, todo
ello bajo la perspectiva de Jean Paul Gaultier.
El color llegó de la mano de Boy George, cuyas sosias portaban
prendas ligeras estampadas con flores y chaquetas de gasa con mangas
kimono.
El creador francés fue recorriendo de esta forma la manera de vestir y
la personalidad de hitos como Mickael Jackson, Jane Birkin o Abba,
justificando esta elección artística en la influencia que estas figuras
han tenido en la moda y en su moda.
En el desfile no faltaron los pantalones de pata de elefante ni las
"paillettes" en colores fuertes, como fucsia y azul eléctrico, tan
propios de los años ochenta.
Las estrellas como figuras geométricas se imprimieron en un mono, en
un pantalón de tiro bajo y en un ecléctico body con una manga y una
pernera.
En el calzado, llamó la atención la altura de la plataforma y el tacón y destacaron unas sandalias romanas hasta la rodilla.
Si en la primera fila del desfile, unos imitadores de la banda
estadounidense Kiss observan la recreación de Gaultier, fue sobre la
pasarela cuando la verdadera Amanda Lear apareció.
La artista dio sus primeros pasos cantando y poco a poco se fue
quitando ropa. Primero fue la pelliza y después la falda, para quedarse
con un body fucsia.
El desfile de Gaultier fue en un espectáculo que terminó con un gimnasta que recorrió la mitad de la pasarela dando volteretas.
El público, que iba reaccionando a cada guiño, recibió con un
caluroso aplauso al creador que decidió saludar en compañía de Amanda
Lear.
With L.O.V.E
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